En tiempos de la peste del Covid-19, la vida en el reino de Argenta se hacía insoportable. La necedad, la hipocresía y la impudicia de los gobernantes, llegaba a niveles imposibles de tolerar por la gente del pueblo; por más voluntad que uno pusiera. Cuando en el resto del mundo apareció la peste, en Argenta estábamos (como siempre), navegando en una nube de pedo. Nuestro propio Ministro de Salud, nos decía que era mucho más importante prestarle atención a los problemas de nuestra sudamericana latitud, en temas tales como el dengue, el zika y el chikungunya; que son las enfermedades de la pobreza transmitidas por el mosquito Aedes aegypti”, y que tiene distintas etapas de desarrollo: los huevos, las larvas, las pupas (etapas que transcurren en el agua) y en los mosquitos adultos (cuando ya pueden volar).

         Así que dijo el Ministro, que no lo jodieran con la peste que inventaron los Chinos (que estaban lejos), y que además comían porquerías. Tampoco reaccionó cuando el problema empezó en Italia, España, Gran Bretaña y así, se extendió por el mundo entero. Pero en Argenta era pleno verano y el problema era de los otros que estaban transitando el invierno. Tan soberbio fue, que no calculó que varios miles de argentos estaban de vacaciones de invierno por todas las partes del mundo y que inevitablemente, en algún momento cansados de gastar dólares, iban a regresar y traernos la peste a casa. Además, ninguna frontera había sido cerrada y cientos de miles de turistas extranjeros, venían a Argenta precisamente a disfrutar del tórrido verano. Eso sí, para calmar las conciencias de los ciudadanos que recibían las noticias del exterior por los medios y por las redes; el presidente títere de Argenta, salió a calmar el ánimo de las masas diciéndoles que habían conformado un gobierno de científicos. ¿Científicos; se preguntaba la gente común, sabiendo que teníamos un sistema sanitario deficitario para hacer frente a una pandemia que se nos venía encima? ¡¡Científicos las pelotas; bramaban otros, por todos los medios posibles y por las calles!! El sentido común, dicen que es el menos común de todos los sentidos, pero sin dudas, era el más necesario…

Pero esto es Argenta y además, hacía recién un mes (o dos) que se habían quedado por cuarta vez con el poder de la forma más absurda para el argento común. Esto era un Cambalache, como lo definiría Discépolo. No era una coalición cívica, ni política. Ni siquiera un frente de militantes con ideas comunes. Era una verdadera bolsa de gatos que pugnaba, cada uno, por su pedazo de bofe, importándoles muy poco la unidad electoral a la que habían llegado. Lo único que les importaba, era saber cómo se iba a repartir el queso. Un verdadero milagro, si uno lo mira desde la óptica de la coherencia política. Un presidente títere, elegido por una vicepresidente que, sin este enroque en el tablero político, jamás hubiese podido volver al poder. Desde sus dos últimos mandatos, como presidente electo, había acumulado una infinidad de causas en la justicia por corrupción: Siendo acusada de ser la “Jefa de una Asociación Ilícita, para desfalcar al Estado”. Además, dichas investigaciones y denuncias, fueron avaladas por miles de pruebas, testimonios, denuncias fundadas, allanamientos y hasta filmaciones de funcionarios del gobierno contando dinero en una cueva financiera, o revoleando bolsos repletos de dólares en la entrada de un convento (que no era convento) y, por si esto fuera poco, al haberse votado la LEY del Arrepentido; que le permitía a un imputado denunciar hacia arriba, dando datos y pruebas contundentes de la corrupción en la que estuvo incurso, pero denunciando a las jerarquías. Esto le servía porque aminoraba sensiblemente su pena, por haber pagado las coimas para conseguir un contrato del Estado. Y lo más pesado que debía soportar la vicepresidente, era que su propio contador, que conocía al dedillo todos los movimientos bursátiles,  económicos y financieros; se adhirió a esta ley “como arrepentido” y le dio a la justicia todas las herramientas -de primera mano- con registros y datos comprobables y rastreables para poder llevar adelante una condena ejemplar.

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Para el argento común, era increíble ver como simples cajeros de bancos provinciales, que no tenían plata para llegar hasta fin de mes, se convertían de la noche a la mañana en magnates de la obra pública que les eran adjudicadas pero; que nunca se hacían o no se terminaban de hacer. Eso sí: El estado pagaba igual hasta el último peso del contrato e inclusive, la mayoría de las veces, hasta les reconocían diferencias por mayores costos. Obras públicas amañadas con sobreprecios y que además; para poder efectivizar la devolución de la coima, el mismo contratista le alquilaba los hoteles completos a la presidente y a valores muy por encima de los que determinaba el mercado inmobiliario pero, sin que se registrara (en verdad) un solo pasajero. Esto fue determinado por los propios fiscales que investigaron el caso; comprobando el fraude de una manera sencilla y estúpida; ya que las facturas por compras a las panaderías proveedoras, para servir el desayuno para la cantidad de pasajeros que figuraban en los registros, debieron haber sido mucho más abultadas. Lo mismo sucedía con el ridículo supuesto gasto en los lavaderos de sábanas, toallas, toallones y manteles; que deberían tener un costo importante, si la cantidad de pasajeros que se hospedaban en el hotel, hubieran sido reales. Como se dice en Argenta: Hecha la ley, hecha la trampa.

Pero aparte, hubo otros muchos amigos polirubros que colaboraron con la faena, siendo evidentes testaferros del poder. Algunos dueños de empresas viales; maquinarias; campos de miles de hectáreas; y una flota de autos de alta gama que harían palidecer a Bill Gates. Pero no era el único beneficiado, hubieron otros muchos emprendedores, en el negocio, para desfalcar al estado de Argenta. Ni hablar de otros empresarios amigos que manejaban el juego y el petróleo y que también (por casualidad), le alquilaban locaciones inmobiliarias a valores muy por encima de lo que establecía el mercado. Le alquilaban a la presidente varios departamentos en la Recoleta o en Puerto Madero, que era los lugares preferidos por la high society; pero también a precios exorbitantes para luego poder reembolsar, en billetes verdes contantes y sonantes, las diferencias preestablecidas que en un idioma de argento básico, dio en llamarse: “La coima correspondiente”.

Se creyeron impunes pero luego, como un caminito de naipes, se fueron cayendo uno tras el otro, convirtiéndose en testigos protegidos, avalando y dando todos los detalles de las malversaciones de caudales que condenaban a la presidente de Argenta, por recibir estas coimas. Pero atención señores; esto es una República Bananera y las cosas se olvidan rápidamente y la justicia es absolutamente lenta y casi nunca llega. Todos sabemos que la justicia lenta no es justicia pero…, esto es Argenta. Los jueces operaban como molinos de viento, que siempre se inclinan hacia donde soplan los mejores vientos. Y atención, que esto no es todo. También tenemos secretarios encargados de llevar y traer los bolsos repletos de dólares, hacia la Recoleta o hacia su lugar en el mundo, una provincia bien al sur de Argenta. Claro que como nada es perfecto; estos secretarios porta bolsos, se quedaban con un poquito de dólares cada vez que hacían un traslado y también, hicieron sus propias inversiones y una fortuna considerable. Aunque a decir verdad, no les fue nada bien, ya que ambos terminaron muertos: Suicidado uno y muerto el otro, por asesinos que nunca aparecieron, ni aparecerán jamás.

Así las cosas, hasta que la tortilla empezó a darse vuelta. Esto me hace acordar aquella cancioncilla de los años 70’, pidiendo que la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos coman mierda. Lo cierto es que a pesar de los esfuerzos por cooptar a los jueces; poner jueces adictos al régimen e intentar limitar la capacidad de fuego de la Suprema Corte de Justicia; los juicios empezaron y la vicepresidente tuvo que defenderse como gato panza arriba en los tribunales, tratando de demostrar su inocencia frente a la abrumadora montaña de testimonios en su contra. Además de la causa de los hoteles y de las coimas con los mismos; se agregaron la del tratado del entendimiento con Irán y la muerte del fiscal Alberto Nisman, que estaban íntimamente relacionadas, ya que fue asesinado la noche antes de ir a declarar al Congreso de la Nación, acusando a la presidente (en aquel entonces), de la connivencia con los Iraníes para ocultar su responsabilidad en el atentado contra la Amia y la Embajada de Israel.  Por supuesto de quiénes mataron a Nisman o lo suicidaron, tampoco nunca se supo nada, a pesar del reclamo y el clamor de los argentos. Además; por si esta oferta fuera poco (como decían los buscas, que venden chucherías en los colectivos de Argenta), se sumó también otro caso rimbombante llamado: -El caso de los Cuadernos-, en donde un simple chofer de confianza, iba anotando día a día, y en varios cuadernos durante años: El movimiento de los bolsos con dólares; el lugar a dónde iban a parar; la cantidad de bolsos (que a esta altura ya se pesaban, porque era imposible contar tanta cantidad de dinero); el día y la hora de las entregas y por último; los domicilios en dónde se ejecutaba dicha operación. El chofer –también como arrepentido- entregó estos cuadernos a un prestigioso diario de la prensa nacional; quién posteriormente, se los entregó al juzgado en turno, (tomando la precaución previa de fotocopiar, cada uno de los cuadernos, desconfiando en la veracidad de la propia justicia). Allí empezó la investigación que hizo arrepentirse a decenas de empresarios involucrados en las coimas, atrapados en su propio juego y que no tuvieron otra opción que decir las coimas pagadas a cada funcionario,  para poder conseguir un contrato del Estado.

La ambición y la voracidad por el dinero contante y sonante era simplemente enfermizo. Los argentos nunca vamos a olvidar aquella imagen que vimos por la televisión pública; en dónde se veía al anterior presidente y esposo de la actual vicepresidente, abrazando una vieja caja de caudales de hierro fundido y diciendo a las cámaras mientras lo hacía: ¡¡Éxtasis!!

Entre otras linduras, también se ejecutó el juzgamiento sobre el desfalco a la obra pública y otras causas similares; que ya era imposible tratar de tapar el sol con las manos. Entonces todo se acabó. Más de la tercer parte del gobierno fue citado a declarar y al menos a la mitad se los declaró culpables, con diversas condenas a cumplir en forma efectiva; ya que en Argenta, desde la última reforma a la Constitución Nacional, la corrupción contra el Estado se declara equiparable a la Traición a la Patria, con lo que se vuelve similar a un Crimen de Lesa Humanidad.

Y para terminar, querido lector, usted querrá saber qué pasó con los principales actores de esta película de ultraje y cómo termina el cuento (que no es ningún cuento)…, muy bien. Mire Señora; mire Señor: Si esto no fuera un cuento (o sea, pura ficción), deberían tener, como en muchos países de la tierra, cadenas perpetuas acumulable y por varias vidas. Pero…, como es Argenta, aún estamos esperando el favor de los vientos para ver si la veleta de la justicia, apunta alguna vez hacia los culpables y le sale un tiro a favor del pacífico pueblo argento.

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