Esta terrible arquitectura diaria,
de tedio y desengaño,
que amalgamamos con gestos familiares,
me sofoca.
Saber que lo sabes,
sin mediar las palabras,
me deja sin respuestas.
Si con solo silencio
acallase el ruido de las horas:
no hablaría.
Si el milagro esperanzado de esperar,
me hiciese sentir vivo:
esperaría.
Pero, ay de mi,
descubrí también
(hace algún tiempo)
esta especie de catarsis,
por donde escapo,
de mi y de ti
sin saber
(a ciencia cierta)
hacia dónde,
y lo que es peor, aún,
sin siquiera saber
el camino de regreso.
*** Daniel Omar Granda ***