Un profundo abismo nos separa.
Palabras gastadas,
sin sentido aparente,
que nada no aportan.
Ya no hay colores que nos distingan
de otras realidades,
solo un día tras otro,
todo es lo mismo,
y todo, es nada.
Solo una sombra gris
que se extiende y nos acompaña.
Compacta,
agobiante,
día tras día,
hasta la asfixia final.
Esto es un puto laberinto
donde yo,
al menos,
me perdí hace rato.
En este laberinto,
no está ni el hilo,
ni Adriadna,
y no hay salidas a la vista.
Nos queda solo el hastío,
el aburrimiento,
y la muerte.
Esta agonía no es buena,
te anestesia,
te carcome por dentro
hasta aniquilarte el alma.
Solo es una trampa.
Morir de a poco y, envejecer,
no es vivir.
Y yo no quiero eso,
no quiero ser eso,
quiero la plenitud
de ser quien soy.
Soy vida en movimiento,
aunque no encuentre
un destino cierto…
daniel omar granda