El siglo XX:
En el siglo XX la corriente literaria iniciada por la generación del 98 se apagó por un tiempo durante la Guerra Civil (1936-1939), cuando la mayoría de los intelectuales fueron silenciados u obligados a tomar el camino del exilio, pero recuperó su vigor después de la II Guerra Mundial.

La sensibilidad y la absoluta pureza formal, en las obras de los escritores de comienzos del siglo XX, caracterizan la poesía de Juan Ramón Jiménez, quien obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1956. El filósofo y ensayista José Ortega y Gasset, maestro de la prosa, es muy conocido como uno de los principales intérpretes del espíritu de su época. Otros escritores destacados de este periodo son el novelista, poeta y crítico Ramón Pérez de Ayala; el novelista y ensayista Gabriel Miró; el novelista, dramaturgo y crítico Ramón Gómez de la Serna—autor de las greguerías—, que fue el máximo exponente del vanguardismo y el expresionismo literario en España; el crítico y ensayista Eugenio d’Ors; los ensayistas Salvador de Madariaga y Gregorio Marañón; y el crítico y catedrático Ramón Menéndez Pidal.

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Poesía:
Una brillante generación de poetas, conocida como la generación del 27, floreció a finales de los años veinte y durante toda la década de los treinta. El más conocido de estos poetas es Federico García Lorca, quien dio expresión al espíritu popular de España en sus poesías y obras teatrales. Otros poetas destacados de esta generación son Jorge Guillén, Rafael Alberti y Vicente Aleixandre. La obra de Guillén se agrupa, bajo el título de Aire nuestro, en tres libros: Cántico, Clamor y Homenaje. Guillén tuvo que exiliarse por motivos políticos en 1939, y sus versos reflejan un pesimismo creciente. Aleixandre, que obtuvo el Premio Nobel en 1977, ejerció una considerable influencia sobre otros poetas españoles. Su obra poética, que comienza con Ámbito (1928), adapta con inmensa creatividad la experiencia renovadora del surrealismo. Antología total (1975) es la más reciente colección completa de sus obras. La influencia de esta formación generacional se reflejó en poetas como César Vallejo, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Octavio Paz, entre otros. Al grupo al que en ocasiones se hace referencia como generación del 36 pertenecen Germán Bleiberg, Carmen Conde, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo y, así también, Miguel Hernández, quien fue elogiado de forma unánime tras la publicación de El rayo que no cesa (1936). La generación del 36 se caracteriza por la expresión de su fe religiosa y por su intimismo. Fueron poetas disconformes con la situación política y social creada tras la Guerra Civil española, pero que en vez de enfrentarse con el régimen establecido optaron por una poesía personal y sincera sobre la naturaleza, la fe religiosa y otros temas íntimos.

Nueve poetas dominan la generación que sucede a la de 1936; se trata de Rafael Morales, Vicente Gaos, Carlos Bousoño, Blas de Otero, Gabriel Celaya, Victoriano Crémer, José Hierro, Eugenio de Nora y José María Valverde. El verso de Hierro representa el antiesteticismo, el compromiso social y la preocupación por España que caracteriza al grupo en su conjunto.

Otras características del grupo son:

1) Poesía subjetiva del individuo en conflicto con el mundo exterior, como en los poemas iniciales de Blas de Otero.

2) Actitud realista —ni trágica ni exasperada, sino serena y de religiosidad íntima—, como en la obra de Valverde y la poesía última de Blas de Otero.

3) Tendencias objetivas y poesía social, como en la obra de Gabriel Celaya, Victoriano Crémer y Eugenio de Nora.

En la poesía actual española todavía hay dos generaciones encontradas, poetas que se iniciaron en los años sesenta y setenta aún dominados por los temas sociales, pero que pronto se centran más en una poesía estética —con toques surrealistas, intuitivos y personales, como José María Caballero Bonald, Ángel Crespo, Jaime Gil de Biedma, Claudio Rodríguez o Félix Grande; y las últimas generaciones— con obras consolidadas que aportan modernidad, intuición y estética, como Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Antonio Martínez Sarrión, Leopoldo María Panero entre otros. Es difícil, por no decir imposible, fijar criterios de unidad estilística con criterios clásicos por falta de perspectiva histórica y por la convivencia en la actualidad de géneros y estilos.

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La novela:
La novela es el género más floreciente de la literatura española contemporánea. Max Aub es autor, entre otras obras, de El laberinto mágico —amplio panorama sobre la guerra civil— y La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco (1960). Una de las mejores novelas de Francisco Ayala, crítico y sociólogo además de novelista, es Muertes de perro (1958), que describe el mundo esperpéntico de una dictadura americana. Las novelas La familia de Pascual Duarte (1942), de Camilo José Cela, y Nada (1944), de Carmen Laforet, figuran entre las más destacadas de un nuevo tipo de realismo conocido como tremendismo, que se caracteriza por la presencia del antihéroe y la insistencia en los aspectos más sórdidos y desagradables de la vida. Cela, galardonado con el Premio Nobel en 1989, ha escrito novelas de estilos muy diferentes y es también conocido por sus libros de viajes. La colmena (1951) es para algunos su mejor novela.

Una variante más tradicional de realismo es el que representan las obras de escritores como Ignacio Agustí, a quien se debe el ciclo La ceniza fue árbol, centrado en la burguesía de Cataluña, y José María Gironella, autor de Los cipreses creen en Dios (1953), que inauguró una saga de conflictos familiares que simbolizan las disputas políticas que condujeron a la Guerra Civil española. Miguel Delibes destaca por sus libros de viajes y novelas realistas, entre las que sobresalen La sombra del ciprés es alargada (1947) y Cinco horas con Mario (1966). Ana María Matute, que ingresó en la Real Academia Española en 1996, y que suele emplear un realismo exagerado pese a sus arranques líricos, encuentra en la infancia uno de sus temas habituales y es autora de libros como Los niños tontos (1956) y Primera memoria (1959). El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, es una novela objetiva en extremo, de estilo innovador en su época que su autor no tardaría en abandonar. Las novelas de Juan Goytisolo abordan problemas existenciales y son un alegato contra el vacío histórico de la sociedad española; entre sus obras más famosas se encuentran Reivindicación del conde don Julián (1970) y Paisajes después de la batalla (1982). Entre las novelas de Ramón J. Sender, considerado por algunos como el novelista más importante de esta generación, se incluyen Mr. Witt en el cantón (1935), Crónica del alba (1942) y Réquiem por un campesino español (1962). El mismo proceso que llevó la poesía postbélica se dio en la narrativa. Pero en este caso las influencias foráneas desde James Joyce a Willliam Faulkner, John Dos Passos, Franz Kafka o André Gide supusieron innovaciones temáticas y estilistas cuyo resultado es una rica diversidad de obras y autores, de tal manera que se puede afirmar que de “los cinco millones de procedimientos que hay para contar una historia” —según Henry James— se están empleando todos. Entre los autores importantes de la narrativa actual, sin que ello suponga detrimento para los no nombrados, cabe citar a Alfonso Grosso, Juan Marsé, Juan García Hortelano, Mercedes Salisachs, Eduardo Mendoza, Aquilino Duque, Lourdes Ortiz, Luis Mateo Díez, Julián Ríos, Adelaida García Morales, Arturo Pérez-Reverte, Almudena Grandes, Quim Monzó, Rafael Chirbes, entre otros.

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Teatro y ensayo:
Dejando a un lado las tragedias lírica y simbólicas de García Lorca, el teatro moderno español no ha estado a la altura de los otros géneros. Cabe citar entre los dramaturgos a Alejandro Casona, de cuyo simbolismo es muestra La dama del alba (1944), y a Antonio Buero Vallejo, cuya Historia de una escalera es un buen ejemplo de su teatro realista con alusiones existencialistas. También son dignos de mención Alfonso Sastre, autor de Escuadra hacia la muerte (1953) y Fernando Arrabal, polémico autor, cuyas primeras obras, que él denominó “pánicas”, revolvieron la escena española.

En el terreno del ensayo, Julián Marías, discípulo de Ortega y Gasset, hizo algunas contribuciones importantes al género durante la posguerra. Américo Castro, Dámaso Alonso y Joaquín Casalduero son algunos de los críticos literarios más destacados. Entre la multitud de eminentes ensayistas contemporáneos se encuentran José Gaos, Pedro Laín Entralgo, José Ferrater Mora, María Zambrano, José Luis López Aranguren, Francisco Ayala, Guillermo Díaz Plaja, Ricardo Gullón y Guillermo de Torre.

FUENTE:


«Española, Literatura», Enciclopedia Microsoft® Encarta® 98 © 1993-1997 Microsoft Corporation.

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