Quisiera tener
el don de la palabra.
Atrapar el instante
la sombra fugitiva
abrazar los colores
como abrazo a la idea.
Demostrar el fundamento
de la raíz y el canto.
Desenterrar los siglos
recuperando
el grito y la sangre.
Poder vencer
la absurda estructura
del hambre
empuñando la angustia
para construir la alegría.
Que mi canto alfarero
pueda servir, hermano,
como sirven tus manos
tus ganas
tu inocencia alzada
como un puñal justiciero
por meterle a diario
un tajo al silencio.
Que mi garganta sirva,
como sirven tus miedos
tu ternura celeste
de alimentar el brote
y meterse adentro, muy adentro,
hacia el fondo del alma
procreando la historia
del hombre hecho estambre.
** Daniel Omar Granda ***