!Que largos se hacen los días últimamente!, ¿eh?.

Hace un rato hablaba con uno de mis mejores amigos. Recordaba como si fuera sábado. Estaríamos con una cervecina en la mano disfrutando del fin de semana y de la vida. Ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de con qué poco éramos felices, con pasar tiempo con los que queremos, con abrazarlos, con darles un beso.

Esas cosas que parecían tan insignificantes que ahora echamos tanto de menos y que nos hacen darnos cuenta de lo imprescindibles que son los pequeños momentos, esos instantes que se nos escapan entre los dedos y que ojalá, y ahora, hubieran sido eternos.

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Parece que no nos hemos dado cuenta de que la vida no es más que bailar con el mundo y que, cuando él quiere parar la música, todo se para y dejamos de bailar; y, sin darnos cuenta aquí estamos, detenidos, sin bailar, sin reír, sin tan siquiera poder salir a la calle.

Vemos a nuestros seres queridos desde lejos, como de aquí a Madrid, como de aquí a la Puerta del Sol, siendo conscientes de que el mundo ha querido que nos detengamos para aprender.

Yo sólo espero que aprendamos la lección rápido, que pueda volver a daros un beso, abrazaros, deciros cuánto os quiero a la cara, disfrutar de cada momento como si fuera el último, y bailar, que el mundo vuelva a ponerme música y bailemos juntos, porque eso significará que hemos aprendido la lección.

De Sol al Cielo🌹

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