¿Sabes en lo que estoy pensando?. A veces no es malo equivocarse. Lo realmente malo, no es equivocarse, sino saber y querer reconocerlo.
Quizás hayas pensado alguna vez que no hay mal que por bien no venga. Cuando algo acaba es que algo mejor está por llegar. No es malo sacar conclusiones sobre un principio, siempre y cuando sepamos que llegará su final.
Nos asustamos cuando llega ese momento inesperado, cuando el camino se desvía, ese cambio repentino en nuestras vidas. Algo que no se nos pasa por la cabeza en ningún momento, pero que sabemos que siempre está ahí, esperando su oportunidad.
Al igual que los errores que cometemos, debemos reconocer nuestros propios miedos, porque a veces, hasta ignoramos que conviven con nosotros.
Nos asustamos cuandos las noches son largas y frías, cuando las sombras cubren el cielo e impiden ver las estrellas. A veces, los más osados, creen que sigue habiendo estrellas, ineptos.
Soñadores y, quizá algún bohemio, saben perfectamente dónde encontrarlas. Tan solo ellos saben dónde encontrarlas. Saben perfectamente dónde buscarlas y dónde están.
Digo, pienso y afirmo rotundamente que, cuando alguien se va de nuestras vidas, no muere, permanece en el recuerdo. Qué fácil resulta conocer a una persona, cuestión de minutos. Entenderla y quererla, cuestíon de días. Olvidarla, es imposible.
Se niega a salir de nuestro pensamiento, a escapar de nuestro corazón. ¿Alguna vez te has equivocado?. Yo, muchas veces. Vivo en peligro de involucrarme de nuevo en una equivocación y, aún así, vivo.
Si me equivoco, no pasa absolutamente nada. Lo volvemos a intentar, una y otra vez, sin que el ánimo decaiga. Toda batalla que libramos es dura de principio a fin. No hay desvanecimiento posible.
¿De qué te quejas? En mi vida me toca saltar obstáculos, cubrirme las espaldas y vivir con miedo, tropezar y caer constantemente, aprender a llorar… y, aún así, sigo recnociendo mis errores.
La distancia es buena consejera, una buena amiga que calma y cura mis heridas. Quizá me ayude a recuperar mi inocencia y me haga disfrutar de lo más simple, de esos pequeños detalles.
Revivir promesas que siguen si cumplirse. Conocer otra vez el amor y dar aquel primer beso de nuevo. Errores pasados, palabras que te hacen caer y lamentarte, pero que hacen crecer a diario.
Las cosas que vivimos, las que intentamos compartir, aún con miedo a que alguien las haga mejor que nosotros. El amor y la amistad, son como el mar. Vemos el principio, pero no imaginamos cómo es su final.
El mar nos separa y la distancia se alimenta de este olvido. El olvido, vuelve a hacerse camino.
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