«En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las tropas Nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado».
Era el 1 de abril de 1939 y así anunciaba el general Francisco Franco el final de la Guerra Civil que comenzó en España tras un sublevamiento militar contra las autoridades republicanas el 18 de julio de 1936.
Se ponía fin a los casi tres años de contienda entre el bando republicano -apoyado por la Unión Soviética- y el bando nacional, liderado por Francisco Franco y que recibió el apoyo de la Alemania de Adolf Hitler y la Italia de Benito Mussolini.
Ese escueto comunicado dio paso a casi 40 años de régimen militar bajo el mando del general Franco.
Aunque nadie sabe con exactitud la cifra, se estima que el conflicto dejó alrededor de medio millón de muertos y más de 200.000 exiliados, muchos de los cuales se establecieron en América Latina.
Han pasado 82 años desde el final de esa guerra, pero muchas de sus heridas parecen aún abiertas.
Mientras la exhumación de Franco, quien falleció en 1975, es epicentro de acalorados debates, las familias de los miles de desaparecidos durante la guerra y la posterior represión franquista esperan poder desenterrar a sus muertos de alguna de las fosas comunes repartidas por todo el país.
Además, la forma en la que se aborda esta etapa de la historia del país es objeto de críticas por parte de expertos e historiadores.
Hablamos con algunos de ellos para analizar cuáles son las asignaturas por resolver y por qué no se han tomado medidas para abordar algunas de estas cuestiones.
La tumba de Franco:
Ocupa parte del debate político en España desde que en junio del año pasado el gobierno socialista encabezado por Pedro Sánchez anunciara que procedería a la exhumación de los restos de Francisco Franco.
Los restos del general reposan en un colosal mausoleo a las afueras de Madrid, en el Valle de los Caídos.
El monumento está coronado por una cruz de 150 metros de altura, que pasa por ser la cruz católica más grande del mundo.
Además de Franco, en el Valle de los Caídos están enterrados José Antonio Primo de Rivera (fundador de Falange Española, el único partido admitido durante el franquismo) así como unos 15.000 combatientes del bando nacional y 18.000 del bando republicano caídos durante la Guerra Civil.
El tema es objeto de una intensa polémica entre los que consideran una anomalía democrática que los restos del general descansen en un mausoleo y los que consideran que la exhumación solo reabre viejas heridas o que en el país hay asuntos más importantes que atender, como la crisis económica o el desafío independentista de Cataluña.
El líder del Partido Popular, principal partido de la oposición, Pablo Casado, tachó al presidente Sánchez de «irresponsable» por «reabrir heridas superadas» en la Transición con su intención de exhumar los restos de Franco.
Casado sostiene que España necesita mirar al futuro y no seguir anclada en lo que pasó hace 40 años.
Pero la mayoría de historiadores no están de acuerdo.
«Franco no debería estar en un lugar de culto, de peregrinación o de exaltación», opina el historiador Santos Juliá, quien considera que en España ahora mismo «hay un acuerdo bastante generalizado de que debería trasladarse a un cementerio privado, a un mausoleo privado, a una tumba familiar».
Sin embargo, la exhumación de Franco se convirtió en un auténtico embrollo político que involucró al gobierno, la Iglesia católica -pues sus restos reposan en una basílica- y la familia del general, que se opone a la exhumación.
En principio, el gobierno aprobó sacar los restos del Valle de los Caídos el próximo 10 de junio, pero el Tribunal Supremo o la familia aún podrían impedirlo.
Para el historiador experto en la Guerra Civil Ángel Viñas, la salida de Franco del Valle de los Caídos «es un movimiento absolutamente fundamental, porque supone una ruptura con el pasado, que todavía no se ha roto del todo».
FUENTE
https://www.bbc.com/