Lágrimas que van olvidando los caminos.
Voces que anhelan volver a ser murmullos.
Vientos que sucumben impacientes al llanto.
La muerte nos espera siempre en cada esquina.
Se paran los pasos si hacemos frente al olvido.
Penetran nuestros recuerdos entre los muros.
Nos rozan palabras que solemos callarnos
cuando el miedo aún se va despidiendo del día.
Acostumbrados a tenerte a nuestro lado.
Una mirada despistada que revela el humo.
Sonrisas delicadas sin malas intenciones.
Oidos sordos cuando son palabras inquietas.
Y las fuerzas se hicieron delicados movimientos.
Y la brisa se detuvo y se entretuvo con la cordura.
Y el silencio despertó, y alarmó nuestra esperanza.
Y la noche entristeció de nuevo, y se estremeció.
Una última bocanada de aliento
para saber que aún respiras,
para sentirte junto a nosotros,
para saber que te vas lejos,
pero que nunca te olvidaremos…
MIGUEL GRANDA
*A mi cuñado Sabino Rodríguez Villanueva.
No hay lugar tan lejano a donde quiera que el viento te haya llevado.