Cuéntame,
cuéntame otra vez,
aquella triste historia
que nos empujó a crecer
y sobre aquel viejo libro
que contenía todo
lo que había que saber.
Cuéntame,
cuéntame otra vez,
sobre la digna palabra
y la profesión de la fe,
sobre el ajetreo del milagro
y de los profetas su vaivén.
Cuéntame,
cuéntame otra vez,
sobre el alzamiento en vida,
por todo lo que tengo que creer,
sobre la desdicha del hombre
y el ser querido sin querer.
Déjame,
déjame que sepa,
sobre la muerte y la resurrección,
todo lo que siempre nos contaron
y lo que nadie nos demostró.
Déjame,
déjame que sea,
lo que el miedo te infunda,
lo que dicte tu corazón
y lo que tu boca, calle…