Es sueño que, al final, perdura en mi interior. La débil llama no se extinguió.
Ausencia de humildad, que siento al respirar, agotando así mi vida.
Agonía y ansiedad, duele al recordar, cuando antes es todavía.
Y aprendí…
Ahora se lo que siempre anhelo. Déjame decidir enfrentarme sólo a mis miedos.
Si niego que no hay más razón, que corazón, siendo antojo de un mismo Dios. Caduca realidad, absurda e irreal, manejándome la vida.
Lluvia y soledad, duele al recordar, se tercia en contra mía.
Y aprendí…
Ahora se lo que siempre anhelo. Déjame decidire nfrentarme sólo a mis miedos.
Y aprendí…
Ahora se lo que siempre anhelo. Déjame decidir enfrentarme sólo a mis miedos.
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