Y en un instante, la esperanza cayó fulminada
y el invierno naufragó en mi corazón.
Dejé de demostrar amor a través de miradas furtivas,
de sutiles caricias, de deseos incontrolables.
Evitaba los abrazos y cada vez
mandaba más besos con destino a ese cielo impasible.
Se me olvidó agradecer ver a personas
de nuevo en cada ocasión y comencé
a llevar más flores al cementerio,
incluso a tumbas supuestamente vacías.
Caía agotado de estar frente a fotos
enmarcadas tras un cristal,
y afloraban incansablemente mis lágrimas,
y empecé a pensar más en las despedidas,
cuando tocaba reunión familiar,
por haber más hueco a la mesa.
Los poemas destilan canciones
y las canciones arrastran recuerdos.
La vida era más dura de lo que me habían contado
y me costaba asimilarlo…
MIGUEL GRANDA
¡¡BRAVO, MIGUELILLO!!
Gracias