Algunos me llaman poeta, otros gilipollas. Otros, Jorgín, a secas, pero solo soy un aficionado. En realidad, me llamó la poesía. Fue ella quién me enamoró. No sé si ella maneja mis sentimientos o sentimientos soy yo.

Me llamarán sincero o caballero, truhán o soñador. Será porque dejo que las frases pasen primero y luego paso yo. Esta es mi despedida por que lo decido yo.

Me llaman vida porque resurjo en cualquier parte. Me llaman luz, me llaman arte, me llamará la muerte porque esté donde esté, ella un día logrará encontrarme.

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He aprendido mucho este tiempo encerrado que, los que te critican, son los mismos que no entienden que tanta gente te ame. Los que se denominan poetas no entienden que la poesía es estar, sin estar presente, y estar presente sin estar.

Tengo la puerta abierta, tanto para los que quieren llegar a mi vida, como para los que quieren salir de ella. Pasen y vean o salgan y callen. Y tú, por supuesto, si tú, E.M.O, quédate, haz el favor.

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