Y yo me reía siempre que escuchaba a mis padres decir: “no vas a saber lo que tienes, hasta que no lo pierdas” y de repente tengo miles de horas en un sofá para entender esa frase.
Tengo 42 años, pero ni puta idea de qué va la fiesta, porque hoy no puedo abrazar, algo que ayer di por hecho; porque hoy no puedo salir a la calle a dar un paseo, algo que ayer di por hecho también. Hoy no puedo tomarme una caña con mis amigos, algo que ayer no disfrutaba del todo porque lo di por hecho; porque hoy no puedo ir de cena con los charranes, algo que daba por hecho. Hoy no puedo ir a la Puerta del Sol…
Porque hoy no puedo discutir con mis hermano, aparcar en doble fila, ir a bailar a la Moncloa, elegir en el supermercado o disfrutar de un simple terraceo, pero ya lo doy por hecho.
Desde hace días estamos pendientes de un “estamos todos bien”, de una videollamada, de una curva de mierda, de la palabra Erte, del «yo me quedo en casa».
Joder, cuando de repente alguien te quita lo que diste por hecho te das cuenta de que a veces es necesario parar para no volver a dar por hecho lo importante.
Agárrense a las ventanas que aunque vienen curvas nos quedan ganas de aplaudir y vamos a salir de ésta, juntos.
De Sol al cielo
Icaro
